La muerte de la modelo Stephanie Dubois y la congoja que produce

Ser negacionista no mola. Porque nos queremos ir de cañas y de tapas y si para eso todos nos tenemos que vacunar, pues nos vacunamos. Pero eso no implica que no vayamos a acongojarnos de vez en cuando si se producen muertes que sean de algo más que ancianos debido a los supuestos efectos de la vacuna (o no). El caso de la modelo Stephanie Dubois es uno de esos que impacta.

Es verdad que no conocía la identidad de esta modelo antes de la noticia. Descanse en paz, por supuesto. Pero su caso, con 39 años, es cuanto menos dramático. Se puso la vacuna de AstraZeneca en Chipre (viajaba mucho entre Chipre y Reino Unido) y, a los 8 días, se comenzó a sentir mal y falleció.

Le hicieron análisis, le controlaron la sangre y, lo primero que vieron, era que su cantidad de glóbulos blancos se había disparado sin aparente motivo. También tenía una marca muy fea en el lugar del pinchazo donde había recibido la vacuna. La monitorizaron y ella misma hablaba de cómo la estaban tratando muy bien en el hospital.

Pero su estado de salud no mejoró. Comentó que se encontraba sin fuerzas, cansada y sin energía. Poco después sufrió lo que fue definido por los médicos como un episodio trombótico grave que la dejó en coma y acabó con su vida. Los médicos intentaron salvarle la vida sin éxito y falleció.

Ella misma contaba que no sabía qué había pasado. Planteaba la posibilidad de que el problema fuera que los efectos secundarios de la vacuna hubieran reducido sus defensas, dejándola expuesta a otros problemas de salud. Al final su caso se ha terminado uniendo a la lista de fallecimientos relacionados con la vacuna, o al menos, situaciones coincidentes en las que se da la muerte, la vacuna y la causa de trombos en la sangre.

Y aunque estamos totalmente a favor de la vacuna, no podemos quitarnos de la cabeza este tipo de noticias. La conclusión es clara: acojona.